El concepto de rentabilidad refiere a la capacidad de la empresa para generar beneficios a partir de los activos tangibles e intangibles que utiliza. En general, se mide por el indicador financiero ganancia sobre inversión. Si bien para ser rentable no hay recetas, ya que existen múltiples factores y relaciones de causa-efecto, se pueden identificar condiciones clave y potenciales determinantes para el éxito financiero de la empresa en los aportes de teorías y en la evidencia empírica.

 

Condiciones necesarias para ser rentables.

En las últimas décadas, se observa que las empresas que presentan rentabilidad sostenida cumplen con las “claves de siempre”, como tener un enfoque estratégico. Con mayor o menor formalidad, realizan un proceso de análisis para determinar la dirección futura y desarrollar su visión, misión, valores y objetivos estratégicos.

También tienen una  actitud  proactiva de cambio y planificación en su gestión, siendo conocedoras del negocio y del mercado en que operan, además de evaluar sistemáticamente sus resultados.

Estas condiciones hoy siguen siendo necesarias, pero no son suficientes. El Prof. Xavier Mir, de Esade, Barcelona, destaca que hay nuevas claves adicionales, como actuar en un mundo “glo/cal” y la adopción del mundo digital.

También indica que diferentes fuerzas impulsan a las empresas a ser responsables para ser rentables considerando la ética en los negocios, a los stakeholders internos y externos y a valores emergentes como preocupación por el medio ambiente, productos y servicios saludables y riesgos de corrupción y reputación.

Ser rentable es importante para la vida de la empresa, ya que está relacionada directamente a la generación interna de fondos para invertir, pagar deudas, obtener financiamiento, atraer inversores e incrementar el valor de la empresa.

Las empresas tienen entonces el desafío de ser rentables en un entorno denominado VUCA (por sus siglas en inglés), caracterizado por ser volátil, incierto, complejo y ambiguo. Este escenario dinámico y cambiante ha reducido significativamente la esperanza de vida de los negocios y el período útil de las capacidades para gestionar adecuadamente las empresas.

 

Mejorar resultados desde la comercialización y operación.

El resultado operativo surge de la ecuación ingresos menos costos de venta, y gastos de administración, por lo que se puede incrementar el beneficio con mejoras en comercialización o en las operaciones.

En la función comercial hay dos aspectos con gran influencia positiva en la rentabilidad: que los productos -o servicios- ofrezcan una propuesta de valor, y que los clientes estén satisfechos.

Para ser una propuesta de valor debe solucionar una necesidad del mercado y tener un producto o servicio validado. No generará rentabilidad sostenida si el negocio no tiene un valor real brindando un valor diferencial.

Por su parte, Peter Drucker destaca que los resultados del negocio no están en el interior de sus paredes, sino en un cliente satisfecho.

De acuerdo a diferentes investigaciones, existe también una correlación positiva entre rentabilidad y posición de mercado, mientras que no se identifica una relación directa con la diversificación de productos, expansión internacional o estrategia de spin off. El volumen de ventas puede ser un factor positivo o negativo, o no relevante para la rentabilidad. Una mayor dimensión, en principio, puede ser positiva por economía de escala o poder de negociación, aunque al crecer pueden incidir los denominados costos de agencia y pérdida de eficiencia por su tamaño. Dado que, en general, los costos de operación representan más del 80% de los ingresos, se puede rentabilizar desde las operaciones, con mayor eficiencia y creación de valor por automatización, nuevas tecnologías o innovación de procesos. Otros aspectos de las operaciones que pueden contribuir son los sistemas de calidad en los procesos, las alianzas estratégicas, así como la eficiente gestión de la cadena de abastecimiento.

 

Determinantes financieras de la rentabilidad.

Para sostener la rentabilidad es necesario que los nuevos proyectos de inversión presenten las cuatro viabilidades: comercial, operativa, social y financiera (medida ésta por la tasa interna de retorno o el valor actual neto). Además, hay tres factores que son determinantes positivos de la rentabilidad empresarial: el ratio inversión/amortizaciones, la posición en inversión tecnológica y la inversión en activos intangibles.

El indicador inversión sobre amortizaciones en el largo plazo debe ser mayor a uno para incrementar la capacidad productiva, que potencia los resultados y la creación de valor de la empresa.

Diferentes trabajos de investigación muestran correlación positiva entre resultados económicos e inversión en activos intangibles, como gastos en investigación y desarrollo, marcas y patentes y gestión de personas. Los estudios indican que la inversión en investigación y desarrollo requiere una maduración de uno a dos años, y tiene un efecto promedio de siete años. En su trabajo, Pascale, Blanco y Gari expresan que, si bien niveles prudentes de endeudamiento pueden contribuir a incrementos de rentabilidad, en general se observa una relación negativa entre ambos, debido principalmente al riesgo de default. Por su parte, la rotación de activos contribuye positivamente, mientras que las necesidades de capital de trabajo -medido en días del ciclo de conversión de caja-, presentan una relación negativa con los niveles de ganancia.

 

Mejores prácticas para el éxito de las empresas.

Como indicamos, algunas teorías buscan explicar el desempeño financiero de las empresas en base a su administración y buenas prácticas de la Dirección. En este sentido, una investigación de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica sobre “Prácticas de Dirección asociadas al éxito empresarial sostenible: la experiencia” destaca la relevancia de algunas prácticas como apertura y orientación a la acción, mejora continua y renovación, compromiso a largo plazo con todas las partes relacionadas y alta calidad de empleados y equipo directivo. Estas empresas de alto desempeño promueven el cambio, dedican tiempo al aprendizaje, innovan y renuevan sus competencias, productos y procesos, así como también miden y comunican el rendimiento financiero y no financiero. Esta investigación fue realizada en 2015 en base a más de 50 empresas de diferentes actividades y dimensiones que mantienen un importante posicionamiento competitivo y satisfacen al conjunto de sus partes interesadas por lo menos durante cinco años.

 

Consideraciones finales.

Si bien el objetivo primario de las empresas es maximizar el beneficio, un objetivo más definitivo con un enfoque de sustentabilidad, como expresa el Prof. Pascale, es maximizar el valor para el propietario, pero sujeto a las restricciones de las partes relacionadas, como clientes, personal y financiadores.

Ser rentable es importante para la vida de la empresa, ya que está relacionada directamente a la generación interna de fondos para invertir, pagar deudas, obtener financiamiento, atraer inversores e incrementar el valor de la empresa.

En suma, para ser rentable se requiere una visión y gestión integral. La empresa debe tener buen desempeño en comercialización, operación y finanzas, pero a ello debe agregarle el arte del management para alinear las diferentes funciones y lograr la viabilidad. Como expresa Peter Drucker, “las utilidades no son el propósito de un negocio, son la prueba de su validez”.

 

 

 

 

Fuentes: *Contador Público, Universidad de la República. Diploma de Especialización PMD Program   for Managment Development, Esade Barcelona. Socio Director de Carle & Andrioli, firma miembro independiente de Geneva Group International. Consultor en finanzas corporativas, Asesor de Dirección de Empresas y Profesor en Universidad ORT.

 

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