Tras el desconfinamiento y mientras tiene lugar el baile de Fases al que estamos asistiendo a largo y ancho de todo el territorio español por su parte,  las empresas, siguen inmersas en la fase de estabilización de la crisis, tomando decisiones tácticas para intentar gestionar la situación y llegar, en las mejores condiciones posibles, a la nueva normalidad. Un periodo que se va a prolongar en el tiempo.

A pesar de que, poco a poco, se van levantando las restricciones a la movilidad en todo el mundo los efectos de la crisis se han extendido por todo el mundo. La Comisión Europa ha estimado una caída de la economía de la UE del 7,5% en 2020, cuando en la crisis financiera de 2009 se contrajo un 4,5%. Durante el mes de abril, en EE.UU. se han perdido 20,5 millones de empleos y la tasa de paro ha llegado hasta el 14,7%. En Asia, los indicadores adelantados de la actividad empresarial, conocidos como PMIs, continúan cayendo, en algunos casos hasta niveles récord. Y, en la región del Caribe, el repentino parón del turismo podría provocar la recesión más profunda de los últimos cincuenta años.

Como consecuencia de todo ello, los gobiernos son conscientes de que deben reabrir sus economías. Algo que están haciendo a ritmos muy distintos y donde algunos países están abriendo camino y sirviendo de ejemplo mientras, otros, lo hacen con mayor precaución. Pero empieza a estar claro que cualquier avance hacia adelante va a recaer, cada vez más, en las empresas. Serán estas la que, en último término, determinen el regreso de sus empleados a las oficinas, las que los protejan, y las que encuentren soluciones innovadoras para que su seguridad sea sostenible durante la crisis y a lo largo de la recuperación.

Los directores financieros (CFO), a medida que gestionan la pandemia, están teniendo que tomar decisiones que tendrán un impacto sensible en sus resultados financieros, en el bienestar de sus empleados, en sus clientes, en otros grupos de interés y en la sociedad, en general.

 

Los CFOs creen que van a poder garantizar la seguridad de sus empleados y de sus clientes.

La encuesta realizada por Price Waterhouse refleja el optimismo de los directores financieros acerca de su capacidad para reabrir sus oficinas y traer de vuelta a sus profesionales. El 75% se declara muy confiado en cumplir con las expectativas de seguridad de los clientes y el 70% dice lo mismo sobre la seguridad de sus empleados y de sus centros de trabajo. Una confianza que se va a poner a prueba a medida que se vayan volviendo a abrir las empresas.

Pero la empresas necesitan saber cómo van a apoyar a sus empleados en una condiciones laborales sin precedentes, independientemente de lo que estas suponga para cada uno de ellos -el trabajo en casa al cuidado de los hijos, y de los mayores…-. En esta encuesta, sólo el 51% de los directores financieros confían en que sus empresas vayan a ser capaces de mantener el bienestar y la moral de sus trabajadores. Unos factores que podrían llegar a afectar, significativamente, a la productividad y desacelera el ritmo de la recuperación económica. Por ejemplo, nada más que el 30% de los CFOs creen que serán capaces de identificar nuevas fuentes de ingresos para sus empresas en esta coyuntura. Un aspecto que se podría tratar de cambiar si nos centramos en los empleados, especialmente, en aquellos que deben buscar y encontrar estas oportunidades.

 

Oficinas preparadas para la nueva normalidad.

La mayoría de los directores financieros están diseñando sus planes combinando medidas concretas para proteger a sus profesionales junto a otras estratégicas, que tienen que ver con el teletrabajo y con la automatización. El 76% contemplan facilitar mascarillas y realizar test y el 65% asegura que van a rediseñar y remodelar sus oficinas para garantizar la distancia física entre los trabajadores.

Dada la necesidad de reducir el contacto físico entre las personas, el 49% baraja implantar el teletrabajo de forma permanente, donde sea posible. Una iniciativa que está relacionada con otra afirmación: el 72% de los CFOs asegura que la flexibilidad laboral que se ha generado como consecuencia de la crisis va a ser beneficiosa para su empresa en el largo plazo.

A medida que los empleados vuelven a la oficina, muchos directores financieros (43%) esperan que sus trabajadores les demandan más medidas de protección. Un 37% prevé, además, bajas temporales y permisos de trabajo, debido a la caída de la demanda, y un porcentaje similar anticipa una caída de la productividad en los próximos meses debido a la falta de capacidades para trabajar en remoto.

 

Estabilizar la cadena de suministro con nuevas alternativas y mejor información.

La aproximación que hacen los CFOs a las cadenas de suministro nos muestra que la fase de estabilización se va a prolongar en el tiempo y que va a ser complicada. Operar en la nueva normalidad va conllevar superar algunos desafíos resultantes de la crisis y, otros, que ya existían antes del coronavirus. El 51% de los entrevistados estiman que la búsqueda de fuentes de suministro alternativas es la tarea más difícil de acometer, seguida de su capacidad para conocer y conocer la situación financiera y operativa de los proveedores (45%) y la modificación de los contratos en curso.

 

La caída de los ingresos, una realidad para todos y en todos sitios.

El impacto negativo del COVID-19 en los ingresos de este año es algo que la gran mayoría de los entrevistados (85%) da por hecho. La diferencia estriba en cómo será esa caída. El 51% de los CFOs espera que sus ingresos se desplomen más de un 25%. Los directivos de Dinamarca y Alemania -algunos de los países que más ha avanzado en la reapertura de la actividad- son los más optimistas: el 31% y el 27%, respectivamente, estiman un descenso inferior al 10%. Si ponemos la lupa en los sectores, los más afectados por las restricciones a la movilidad y por los cierres -los de gran consumo-, esperan caídas de ingresos superiores al 50%. En el caso del sector de salud, el 19% de los entrevistados prevé un aumento de los ingresos y el 9% que permanezcan igual.

Las expectativas de los directores financieros también quedan reflejadas cuando se les pregunta su visión de la recuperación económica.

Aunque un 42% sostiene que si la crisis acabara hoy mismo sus compañías podrían volver al business as usual en tres meses, hay un sentimiento creciente y mayoritario en muchos países, de que la recuperación podría prolongarse mucho más de lo previsto.

 

El control de costes se focaliza en las inversiones de capital.

A medida que avanzamos en la fase de estabilización, los CFOs se inclinan mayoritariamente (81%) por poner en marcha planes de control de costes como respuesta a la crisis. El 60% asegura que van a posponer o cancelar inversiones previstas. Las tres áreas donde tiene puesto el foco son, por este orden, las inversiones de capital (83%), las operaciones y la fuerza laboral (49%).  Sin embargo, quizás porque consideran que va a ser un factor necesario para triunfar en el mundo post-COVID, sólo el 16% piensa tocar sus presupuestos en transformación digital e, incluso menos, en experiencia de cliente (11%) y en cibeseguridad (3%).

 

 

Fuente: PWC.

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