La situación actual implica unos momentos de cambios radicales donde se ha experimentado, en cuestión de meses, una bajada radical de ingresos en el 95% de los sectores de la economía. Las empresas y los autónomos, vemos como los ingresos pasan del 100% al 0% de facturación en una gran mayoría de negocios, sin que se frenen los compromisos de pagos de acreedores, seguros sociales, trabajadores, impuestos y deudas bancarias. Por otro lado, las alternativas y ayudas que nos da el estado son demasiado laxas, más lentas de lo deseable, confusas y muy interpretativas.
Hay incertidumbre sobre la capacidad de pago de impuestos, seguros sociales, proveedores, personal… situaciones propias de un contexto que nadie podría imaginar. La mayoría de asesorías, SEPE, bancos y cajas, departamentos de laboral se colapsarón y en determinados casos, aún se encuentran saturados por los ERTEs y le es muy complicado traducir al cliente cual es la mejor opción, debido a que el gobierno lanza mensajes, pero no se instrumentan al ritmo que todo el mundo necesita.
A todo ello, se suma el sistema de financiación que se ralentiza y tampoco va al ritmo de nuestras necesidades, de hecho, los bancos y manifiestan su incapacidad de dar respuesta al nivel que pretende el empresario, porque no poseen ni la información ni las atribuciones para poder asesorar como les gustaría. Como empresarios y trabajadores, tenemos miedos e incertidumbres ante un futuro incierto y una realidad tremendamente cambiante, donde conformarnos no es una opción, donde esperar a que nos ayuden, tampoco lo es. Y ahora menos que nunca, ya que podemos llegar a situaciones drásticas si no empezamos a poner remedios.
A la par, los rebrotes vuelven a acelerar los concursos de acreedores en España. Después de un octubre en el que se estabilizaron las cifras, las quiebras en el país se dispararon el 26,1% en noviembre de 2020 respecto al mismo mes del año anterior, y en diciembre continuaron su crecimiento pese a la demora del gobierno para a presentación de concursos necesarios hasta Febrero de 2021.
¿Qué debe hacer nuestro Plan de Viabilidad?.
Analizar nuestra situación: Debemos saber cuáles son nuestros daños y ser fríos, sin pecar por defecto o exceso, no importa lo mal que estamos, decía el anterior ministro Piquet, “muchas veces cuanto peor, mejor”.
Análisis económico de la situación: Ver a qué se debe y a quién, priorizando los pagos en función de la continuidad del negocio, no del miedo a embargo.
Clasificar dudas por grupos: Salarios, préstamos, suministros energéticos, proveedores de mercancías, acreedores de servicios generales.
Se deben tener estas consideraciones:
Hay deudas aplazables a un tipo de interés bajo o inexistente (seguridad social, hacienda, …).
Hay deudas negociables (banco, proveedores, …).
Hay deudas que es mejor pagar dado que puede ser irreparable el daño al proveedor, acreedor o personal y luego puedes verte sin producto, sin personal, o sin servicio (imprentas, contables, artesanos,…).
Arreglemos nuestra situación actual.
Una vez que tenemos claras las deudas y nuestras necesidades básicas, buscamos las siguientes alternativas legales. Hay que tener en cuenta que, en situación de intervención, el estado se preserva los suministros básicos incluso en caso de impago de recibos de luz y agua.
El otro bloque son las necesidades básicas de manutención para empleados y empleador.
Y por último los pagos a proveedores, acreedores y bancos.
En caso de Autónomos o empresas con trabajadores.
Se pretende en este apartado, quitarte los gastos de personal y seguridad social, así como conseguir un mínimo de ingresos para cubrir las necesidades básicas y manutención.
Ver la posibilidad de solicitar ERTE por causa forzosa o causa económica u organizativa. ERE en caso de ser insalvable la reincorporación.
Dependiendo de que sea una situación de causa forzosa de cierre o por descenso en la facturación podrás beneficiarte de la exención en el pago de la seguridad social y/o de salarios.
En paralelo se puede solicitar, la exención del pago de la cuota de autónomo y la prestación del 70% de la base de cotización.
La cuestión de los Pagos a Proveedores, acreedores y bancos.
Si tu actividad fundamental cuentas con proveedores solventes, solicita aplazamiento.
Si por el contrario cuentas con proveedores o acreedores cuya capacidad o solvencia es mínima, siempre será mejor demorar recibos del banco que los de los pequeños, ya que cuando pase la situación de confinamiento el pequeño no aguantará mientras que el banco no va a poder reclamar cantidad alguna por la paralización judicial y no tendrá problema en pasarte al cobro los recibos devueltos.
Analizar la continuidad de los clientes:
Ver de la cartera de actual de clientes que tienes, su posible continuidad con los servicios o productos actuales y la situación de cada uno de ellos.
- Algunos clientes cuentan con más recursos económicos que otros.
- Hay clientes con más disponibilidad horaria que otros.
- Hay clientes que acogen bien los cambios si el servicio es bueno.
Cuestionar la realidad del negocio actual y si se puede adaptar a una situación de confinamiento. Se puede aprender de esta situación y aprovecharlo para ver nuevas líneas de negocio o simplemente para que te vean con una actividad proactiva, comunicativa y cercana con tus clientes actuales y potenciales
Es importante ser realista, hay negocios en los que no se pueden realizar cambios drásticos por su propia idiosincrasia, y otros que hay que ser muy hábil para cambiarlos, pero no todo es posible ni fácil, y otros en los que se encuentra una gran oportunidad. Lo que sí es cierto, que casi todo se puede vender online sin salir de casa y que hay mecanismos subcontratables que hace que se pueda prestar servicios sin tener que disponer de grandes estructuras.
Hay que tener una nueva propuesta de valor, algún producto o servicio que valore el potencial cliente y que cubra una necesidad existente en el mercado. Abrir nuevas líneas de negocio que permitan obtener nuevas fuentes de ingresos.
En conclusión, es necesario conocer la situación real de nuestra empresa o negocio de cara a poner foco al origen del problema para así poder tomar las medidas oportunas sobre los daños que haya producido a todos los niveles de la estructura financiera y productiva de la organización.