Las empresas familiares pueden ser grandes oportunidades, aunque su gestión y su dirección tienen problemáticas particulares, no coincidentes con otra tipología de empresas. De hecho, algunos expertos constatan que el 80% de las compañías no superan la tercera generación.

 

 

La empresa familiar:

En términos definitorios, hablaremos de una empresa familiar cuando la familia es la propietaria del negocio y desempeña las funciones directivas y ejecutivas.

La continuidad de dicho negocio depende de la correcta y adecuada transición hacia la nueva generación, y cabe destacar que el relevo generacional en la máxima responsabilidad o en la propiedad de la organización no es tarea sencilla.  Dichos cambios necesitan tiempo, adaptación, formación y conocimientos, por lo que se aconseja planificar la transición total en un periodo temporal de diez años, evitando una transición fallida o traumática.

 

 

Los problemas comunes:

En un contexto en que la parte empresarial se mezcla con la parte familiar, lo analítico con lo emocional, las cosas pueden complicarse. Estos son algunos de los principales problemas o errores que la empresa familiar debe afrontar:

La figura del fundador

Si la empresa depende excesivamente de su fundador, el relevo generacional será más complicado. Las empresas familiares que dependen mucho del trabajo y nombre del fundador son especialmente problemáticas en este sentido.

A menudo, pasa cuando la empresa es gestionada principalmente por una persona hermética, que no delega y que concentra toda la gestión, sin mostrarle a los demás el día a día de su trabajo. Es importante contar con gente de confianza que conozca el negocio y sepa su funcionamiento.

Planificar la sucesión

Una sucesión adecuada necesita sus tiempos, cierta dedicación y una antelación suficiente. Si los gerentes o directivos no dedican tiempo al proceso y la actividad del día a día evita la planificación a largo plazo, se está generando un problema relevante.

Planificar la sucesión es un proceso largo, que incluye la formación del futuro gestor y la retirada, poco a poco, del fundador cuando llegue el momento oportuno. Si no es así, los datos confirman que sólo un 15% de ellas sobrevive la gestión del segundo heredero.

La elección del sucesor

Si el fundador de la empresa familiar deja la sucesión en manos de un heredero que no está preparado, será un problema. La motivación de la elección del sucesor no puede quedar limitada a apegos emocionales o familiares.

El sucesor elegido debe estar preparado con tiempo para que, en el momento del traspaso de poderes, tenga cierta autoridad basada en su formación y conocimientos adquiridos sobre el negocio.

En las empresas familiares es común pretender que un hijo o un sobrino coja las riendas sin cuestionarnos si es la persona adecuada. Existe la creencia de que es preferible que las cosas queden en casa, aunque en realidad eso puede ser un error.

Propiedad y gestión

No es lo mismo ser el propietario de la empresa que dirigirla o gestionarla. Existe un mercado de capitales y un mercado laboral.  Esta clara diferencia puede generar problemas en muchas empresas familiares. Cuando el fundador considere que ninguno de los hijos o hijas está lo suficientemente preparado para heredar la gestión, puede ofrecerles heredar la propiedad pero que la gestión quede en manos de quien sí está preparado.

En último término, lo importante para la supervivencia de la empresa familiar es lograr en una gestión adecuada.

Otra cuestión para tener en cuenta es que, generalmente, en las empresas familiares se comete la equivocación de asignar sueldos y beneficios en base a las necesidades del miembro familiar.

Hablar de trabajo en casa

Si unimos familia y empresa, las conversaciones sobre trabajo en los eventos familiares deberían evitarse a toda costa. Se trata de otro error que muchas de las personas con vínculos familiares y que trabajan juntas cometen.

Da igual si las noticias son buenas o malas. Hay que conseguir separar familia y empresa en la medida de lo posible, ya que mezclar vida laboral con profesional es una de las fuentes principales de conflicto.

Seguir el protocolo

La empresa familiar tiene un protocolo familiar que debería cumplirse. El objetivo de dicho documento es prevenir los conflictos futuros que se sucederán en la empresa.

Para ello, se busca un consenso previo entre todos los familiares, que beneficie a la empresa y a los miembros de la familia. Si llega el incumplimiento o la ignorancia del protocolo se produce su efecto contrario: en lugar de evitar conflictos, podrían generarse.

Innovación

Estabilidad y consolidación no son antónimos de modernización e innovación. Y a veces, estos dos últimos conceptos llegan de la mano de la incorporación de la siguiente generación familiar.

El mercado cambia a su propia velocidad y llegar tarde a la modernización puede ser nefasto. Las generaciones más jóvenes tienen mucho que decir y aportar al respecto, teniendo en cuenta las nuevas tecnologías, los cambios sociales y los nuevos hábitos de consumo.

Por ello, el gerente debe escuchar las propuestas de los más jóvenes para fortalecerse en el mercado y crecer.

Asesoramiento externo

Una asesoría externa de confianza resulta fundamental en el caso de las empresas familiares, dando una visión objetiva e imparcial y con el objetivo de velar por los intereses de la organización por encima de los de los individuos implicados.

Otra de las funciones del asesor externo será evitar conflictos, minimizar problemas y, sobre todo, anticiparlos.

¿Demasiada familia?

Uno de los problemas más comunes es priorizar a la familia en el organigrama organizacional, bajo la premisa errónea de que la implicación personal pesa más que la empresarial.

Esta pensamiento puede generar diferentes situaciones posiblemente conflictivas a futuro, como puedan ser contratar a un familiar porque ha estudiado algo relacionado con la empresa, prescindiendo de perfiles más preparados, o crear un puesto de trabajo ex profeso para una persona concreta de la familia.

En resumen, la idea básica es que una empresa familiar es un negocio, no una agencia de colocación. Los contratos deben hacerse solo a los familiares que sean competentes.

Despidos

Verse en la situación de tener que despedir a un trabajador familiar puede resultar traumático, ya que no es solo un despido, sino que es bastante posible que se hiera a un miembro de la familia, hecho que pueda conllevar una carga emocional y posibles situaciones personales negativas derivadas.

También es cierto que, dependiendo de las razones, el trabajador puede ser más o menos comprensivo con la empresa y la familia. No es igual que el despido de produzca motivado por una mala situación financiera de la empresa que sea por incompetencia. Pese a todo, esta situación requiere una justificación incuestionable.

A la hora de gestionar una empresa familiar hay que tener en cuenta variables adicionales a un negocio que no lo es. Para asegurar la viabilidad de este tipo de compañías se debe contar con un plan de ruta para su sucesión bien planificado.

 

 

 

 

 

 

 

Fuente/Autor: empresaactual.com

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