La pandemia de la COVID-19 ha provocado una crisis que ha sumido en incertidumbre a la economía. Tanto la industria como los gobiernos se han visto obligados a afrontar situaciones inéditas, y casi inimaginables, que amenazan la economía mundial.

En lo que se refiere a la remuneración ejecutiva, los Consejos de Administración están ahora más dispuestos a aceptar que, a veces, puede ser necesario recortar el salario de los ejecutivos, algo que prácticamente se consideraba inaceptable en el pasado. En muchos países, los gobiernos han intervenido para pagar parte del salario de los empleados, reduciendo así la necesidad de despidos a corto plazo. Esos planes de apoyo al empleo han sido ampliamente aceptados por la industria y representan una intervención gubernamental sin precedentes en el mercado laboral.

 

Comparación entre la crisis financiera mundial y la pandemia de COVID-19.

Estas dos crisis históricas presentan grandes similitudes, pero también grandes diferencias. Una de las similitudes más evidentes es el impacto en la economía, a pesar de que la paralización de sectores de actividad completos que vivimos este año pasado (y aún estamos viviendo)  no tiene precedentes y ha provocado ERTEs, congelaciones y recortes salariales, y despidos, más los que puedan venir en el futuro.

Desde una perspectiva de gobierno corporativo, una gran diferencia con la crisis financiera mundial es que los comités de remuneraciones y los ejecutivos han reaccionado ajustando sus condiciones salariales. Durante la crisis financiera mundial, muchas empresas de todo el mundo congelaron los salarios y limitaron el pago de incentivos. Sin embargo, fueron muy pocas las empresas no pertenecientes al sector bancario que recortaron el salario de sus ejecutivos y sus directivos de mayor rango. En esta crisis, numerosas empresas han ajustado los niveles de remuneración de ejecutivos y directivos sénior. Aunque estos recortes son de carácter temporal y se alinean con el resto de los empleados que están en situación de ERTE o que ha sido despedidos, el cambio de actitud con respecto a la crisis financiera mundial resulta notable.

 

Escrutinio de la remuneración ejecutiva.

El nivel de remuneración ejecutiva ha aumentado de forma exponencial en los últimos 30 años, al igual que la atención que se le presta en relación con el resto de los trabajadores. En la actualidad, es habitual publicar (en Reino Unido y Estados Unidos, por ejemplo) la ratio entre el salario de los consejeros delegados y el salario medio de la empresa, y el escrutinio de estas cifras por parte de los grupos de interés se ha acentuado. Ya no son solo los clientes los que reaccionan ante la publicidad negativa, sino también los empleados y otras personas relacionadas con el negocio.

Poco después de comenzar el confinamiento, cuando se hizo evidente el impacto potencial en los trabajadores, las asociaciones industriales y los inversores publicaron directrices animando a las empresas a que sus ejecutivos se solidarizasen con el resto de la plantilla. La propuesta no cayó en saco roto y, al poco tiempo, muchas empresas anunciaron que sus altos directivos se bajaban el sueldo para contribuir a preservar capital. Muchos de estos recortes fueron propuestos por los propios equipos directivos, lo que demuestra una gran empatía con el resto de los trabajadores.

Como resultado de la presión a la que se ha visto sometida la remuneración ejecutiva durante la pandemia, muchas empresas han aplazado cualquier aumento salarial previsto durante al menos un año. Una de las prácticas más comunes ha sido posponer la aplicación de cualquier aumento salarial hasta que la situación económica se estabilice. Este enfoque está justificado, teniendo en cuenta el impacto reputacional que podría tener que los ejecutivos se subieran el sueldo mientras la empresa despide empleados.

Además, las empresas se han visto muy presionadas en los últimos años para que reduzcan la contribución a las pensiones que perciben sus directivos sénior, con el fin de que se asemejen más a las del resto del personal.

 

Los bancos recortan dividendos y salarios.

Dado el impacto de la COVID-19 en la economía real, los reguladores han actuado para preservar la salud de los balances en sectores clave. En Reino Unido, el Gobierno le pidió a los bancos que suspendiesen el pago de dividendos de 2019, mientras que en el resto de Europa:

• El Banco Central Europeo recomendó a los bancos que no pagaran los dividendos correspondientes a los ejercicios financieros de 2019 y 2020 hasta, por lo menos, el 1 de enero de 2021.

• La Autoridad de Supervisión del Mercado Financiero de Suiza (FINMA) instó a las empresas domiciliadas en el país a retirar las propuestas de dividendos.

Estas medidas tenían por objetivo mejorar la capacidad de los bancos para absorber las pérdidas y respaldar el crédito.

En este contexto, resulta alentador, e inaudito, que muchos grandes bancos hayan anunciado medidas para ajustar la remuneración ejecutiva, incluyendo reducciones salariales, recortes o renuncias a bonificaciones, o acuerdos para posponer los aumentos salariales previstos.

En conclusión, el papel de los inversores a la hora de transmitir a los Consejos de Administración un mensaje claro sobre la remuneración nunca ha sido tan importante como lo es en la actualidad. Continuaremos implicándonos con las empresas para garantizar una remuneración justa y adecuada a las circunstancias. Aunque esperamos que las circunstancias actuales sean temporales, podemos intentar que lo sucedido este año pasado y las reducciones temporales sean el primer paso hacia un cambio duradero.

 

 

 

 

 

Autor: Daniel Jarman – BMO Global Asset.

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